"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
|
08-04-2011 |
¿ES APLICABLE EL MODELO CHINO O VIETNAMITA EN CUBA?
Julio A. Díaz Vázquez.
Profesor Consultante.
Centro de Investigaciones de la Economía Internacional.
Universidad de La Habana
El Proyecto de lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución y la medular intervención del segundo secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, en la clausura del VI Período ordinario de sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (18/12/2010), han dado origen a los más disímiles criterios sobre el documento que discutió todo el pueblo cubano. En el ciberchancleteo que circula en el país; en comentarios generados en el exterior, unos bienes intencionados y otros no tanto, comentan y especulan sobre la pertinencia que pudieran tener, para Cuba, las experiencias de las políticas económicas de la Reforma y Apertura, en China; y la de Renovación, en Viet Nam.
Acerca de la conveniencia de aprender o ilustrarse acerca de los cambios operados en esas economías en los últimos treinta años, considero —siempre abierto al debate—de utilidad e interés puntualizar lo siguiente:
1) El derrumbe del socialismo en Europa del Este y la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS) enterró la concepción de un modelo típico socialista inspirado en generalidades teóricas de la experiencia soviética. China, entre 1953 y 1957 tomó prestadas algunas de las características ensayadas en la URSS. Entre 1958 y 1976 —excepto el interregno 1961-1965, llamado de reajustes, consolidación, completamiento y elevación— intentó crear otro modelo de socialismo. Primero impulsó las Comunas Populares; después desplegó la Revolución Cultural. Entre 1978 y 2010, ha aplicado con reconocido éxito una política económica innovadora que catapulta al país a los primeros planos mundiales.
2) Terminada la cruenta lucha de liberación nacional de más de treinta años, Viet Nam logró la reunificación del país en 1975. Se llevó a todo el territorio nacional el modelo de economía centralizada que rigió en el Norte; con la salvedad de que el presupuesto era financiado en cerca de 80% por la ayuda socialista y, en particular, de la URSS. El intento naufragó; dio paso a una situación crítica: las hambrunas costaron al país miles de vidas. Desde la segunda mitad de los años 80 fue introducida la política económica de renovación. En los últimos veinte años, el Producto Interno Bruto (PIB) creció en promedios anuales superiores a 6%. Entre otros enfáticos logros productivos, convirtió al país en exportador de café y segundo mundial de arroz; los niveles de pobreza de la población disminuyeron hasta 10%.
3) El fracaso del socialismo en Europa, las transformaciones en China y Viet Nam, y las menos apreciables de la República Popular Democrática de Corea, apuntan a la formación de otros modelos socialistas alejados de la teoría y la práctica del socialismo real. El avance en la creación de patrones propios refuerza la tendencia a la pluralidad, de
acuerdo con las condiciones y experiencias de cada país y con las cambiantes realidades marcadas por el curso geopolítico-estratégico del siglo XXI. En Cuba, al emprender la actualización del modelo económico, se reafirma que revolución, socialismo, soberanía e independencia nacional están estrechamente unidos.
4) Resulta positivo seguir lo que acontece en las economías china y vietnamita; pero las diferencias geográficas, socioculturales y otras circunstancias marcan distancias que no deben ignorarse. Además, crecimiento y desarrollo son imperativos para no ser apartados del camino; China y Viet Nam optaron por aceptar el reto de la globalización y entrar a competir con esas reglas en la economía mundial. Cuba, en América Latina, enfrenta su propio desafío globalizador para reinsertarse en la dinámica económica internacional, agravada por la hostilidad y el bloqueo de los Estados Unidos. Sin embargo, hay elementos que no deben perderse de vista:
• En Cuba, la mayoría de la población, 75% es urbana. China y Vietnam se distinguen por todo lo contrario: cerca de 56% y 80% respectivamente de sus habitantes viven en zonas rurales. Lo que, en buena medida, explica los enormes esfuerzos que el despliegue económico modernizador ha exigido para incorporar el mercado a la dirección económica y la gestión empresarial en los dos países asiáticos. Cuba se caracterizó históricamente por una economía agraria, pero no campesina como la china o la vietnamita.
• La extensión territorial y la población marcan diferencias regionales, zonas de pobreza, comunicaciones, etc., que tienen influencias evidentes para acelerar o retardar las políticas innovadoras. China presenta las mayores disparidades. Viet Nam, además del atraso secular y subdesarrollo de su economía, enfrenta la creciente brecha entre el Norte-Sur del país. Las regiones de Cuba no presentan diferencias tan acentuadas.
• En lo cultural, China reabrió el debate de finales del siglo XIX e inicios del XX con la difusión de influencias intelectuales que abogaban porque el país se abriera a Occidente en la captación de tecnologías e instituciones democráticas. Viet Nam, colonia francesa por muchos años, estuvo más abierto a estas tendencias. Cuba, por el contrario, tiene sus raíces nacionales y culturales dentro de la tradición occidental. Tampoco debemos pasar por alto que las dos naciones asiáticas acumulan una vida cultural y aldeana de miles de años; la estructura y la tradición familiar han tenido papeles muy diferentes en los asentamientos humanos asiáticos y cubano.
5) ¿Qué puede ser válido de las experiencias china y vietnamita? a) Prueban que el modelo soviético no era reformable. b) Los cambios introducidos, tanto por la reforma y apertura en China como la renovación en Viet Nam, fueron impulsados por dirigentes históricos. Están conduciendo a la formación de modelos diferentes al conocido del socialismo real. c) Parece útil ensayar la institucionalización de las relaciones de mercado. Sin olvidar que, el mercado, como Jano tiene dos caras. Una, la estimulación de la producción y el comercio, el incremento de los incentivos al trabajo, la saturación de las vidrieras, etc., además de la diferenciación de los productores. La otra, la exacerbación de la codicia, sentimientos e instintos bajos, el egoísmo y el individualismo. Lo creativo radicaría sacar provecho del primer rostro y poner freno social a las deformaciones del segundo semblante. El mercado por su naturaleza no es capitalista ni socialista. d) No poner frenos e incentivar la creatividad de todos los ciudadanos. e) Estudiar el efectivo papel desempeñado por las industrias rurales en China.
6) Tanto la experiencia vietnamita como la china comenzaron por reformar las relaciones agrarias. En el primer caso, se trataba de resolver con urgencia la falta de alimentos; en el segundo, el apremio no era tan presionante, pero era necesario excluir las amenazas de las hambrunas recurrentes, asegurar el crecimiento continuo de la producción, elevar el nivel de vida del campesinado, eliminar las importaciones, y asegurar un consenso nacional mayoritario que apoyara el proceso de reformas. En China, la entrega de la tierra, bajo el contrato familiar, se distribuyó según el número de miembros de la familia; el tiempo de la contrata ha variado desde el arranque inicial; en la actualidad es por treinta años, con derecho a renovación por igual periodo; con la potestad de trasmitirlo en herencia y el arriendo. Inicialmente, el campesino entregó a la cooperativa el 70% de la cosecha y el restante 30% lo comercializó en el mercado. Progresivamente la cantidad a entregar disminuyó, elevándose la parte vendida libremente. Se puso fin a la práctica del socialismo conocido de vender caro y comprar barato en las relaciones campo-ciudad.
7) Otros factores que es necesario considerar: Adecuar el funcionamiento de la economía a patrones que incorporen el mercado, partiendo de regímenes de dirección centralizados, requiere de la gradualidad como una de sus condiciones básicas. China inició la reforma y apertura sin grandes tensiones internas y de modo pragmático. En Viet Nam, la renovación comenzó desde un punto crítico. Ambas experiencias han debido enfrentar, con mayor o menor éxito, la organización de las infraestructuras normativo-jurídico-económico-financieras indispensables para lograr el normal desenvolvimiento de las relaciones monetario-mercantiles.
8) La reforma y apertura en China como la renovación en Viet Nam comenzaron priorizando la esfera económica. En ambos casos se trataba de resolver, en mayor o menor medida, problemáticas apremiantes; ampliar la base social que concitara el apoyo al proceso renovador que, dado el éxito logrado en el despegue agrario, creó impulsos para extenderlo a otras esferas de la economía; y al mismo tiempo, aislaran a los sectores conservadores y retardatarios. Las dos prácticas tienen a su favor el haber sido los respectivos Partidos quienes desencadenaran las transformaciones económico-sociales-políticas. Especial énfasis han dedicado al mantenimiento de la estabilidad social.
9) Tanto China como Viet Nam han debido vencer la tarea subjetiva, pero capital, de liberar las mentes. La actualización del modelo económico en Cuba parte de decenios de prácticas en la gestión y dirección centralizadas de la economía; y además hay que superar las prácticas y vestigios creados por políticas socioeconómicas paternalistas. El ordenamiento jurídico y el respeto a la ley son indispensables para que arraiguen los nuevos patrones. Más de una generación tendrá que superar el trauma creado por la desaparición de una realidad y adecuarse a otra muy distinta.
10) Los programas socioeconómicos para 2011-2015, en ambos países asiáticos, entre otras cuestiones inaplazables, ponen el acento en superar los atrasos en las áreas de educación y salud, disminuir las diferencias regionales, los niveles de pobreza, las desigualdades en los ingresos urbanos y rurales, frenar la degradación del medio ambiente y elevar el acceso al agua potable. Con ello intentan, en parte, responder a los desequilibrios creados
por el accionar del mercado, el énfasis en políticas de desarrollo, herencias del pasado neocolonial, siglos de atraso o factores de la coyuntura internacional.
11) La esfera política no queda al margen de las transformaciones; aunque analistas nacionales o extranjeros señalan que en Viet Nam han avanzado más que en China. El accionar de los órganos del poder estatal ha fortalecido la participación ciudadana; mientras que en el Partido han ido ganando mayores espacios la participación colectiva y las responsabilidades. Las dos prácticas implementan medidas legales, profilácticas y administrativas, e imponen severas sanciones a las prácticas corruptas, tanto a nivel estatal como en el Partido o en las empresas.
12) De conjunto, lo acaecido en China y en Viet Nam durante los procesos de modernización o renovación de los principios en que funcionaron las dos economías debe concitar al estudio y valoración, tanto de lo valioso como de los efectos desfavorables que ha implicado incorporar las palancas mercantiles al desempeño de la dirección de la economía y los elementos de mercado a la gestión empresarial. Ello permitiría estar preparados para sacar provecho de la fisonomía positiva del mercado y poner freno al talante pernicioso de la relación monetario-mercantil.
La Habana, 20 de marzo del 2011
Copyright © 2007 SURda All rights reserved. webmaster@surda.se | |